Entre dos islas: De Mallorca a Menorca

Este pasado lunes el pronóstico meteorológico era algo complicado. Fuerte tramuntana en el norte soplando con rachas superiores a los 40 nudos, y mistral en el Delta del Ebro con intensidad similar. Con este escenario, la habitual “autopista” entre Barcelona y Baleares estaba complicada con mar formada de hasta 3 metros de componente este.
La prudencia, que es uno de los principios que empezamos a inculcar en nuestros cursos náuticos se imponía, y optamos por posponer unas horas nuestra partida. La tripulación optó por disfrutar de una primera cena en uno de los restaurante del Port Olimpic después de tener todo perfectamente pertrechado en nuestro velero.

A las 09:00h de la mañana del martes, y después de revisar la última actualización meteorológica, zarpamos de Barcelona rumbo Soller. A la postre fue todo un acierto retrasar la salida, a pesar de que la navegación resultó un tanto incómoda por la ola formada las últimas horas del temporal.



Eran las 02:00h de la mañana cuando el Malpelo entraba en Port Soller, que es el único refugio cuando el viento norte arrecia. Fondear en una bahía plagada de barcos, con 22 nudos de viento a esas horas y sin prácticamente luz de luna, no es el escenario ideal para empezar unas prácticas de navegación…Decidimos entrar directamente en el Puerto y con el foco pirata en mano aprovechar un diminuto espacio en el muelle de la gasolinera para abarloarnos y sin más dilación poder descansar por fin hasta las 09:00 de la mañana.
A la mañana siguiente arrumbamos dirección Cabo Formentor. El mar, a pesar del parte analizado fue arreciando hasta los 25 nudos de componente este. Los habituales fondeos de la costa norte no eran nada recomendables, por lo que seguimos navegando hasta la bahía de Alcudia donde conseguimos un amarre. Cena a bordo y posterior paseo para estirar las piernas en esta agradable población turística de la costa este de Mallorca.
El jueves por la mañana amaneció con un sol espléndido y con una previsión de vientos suaves de componente sureste que nos hacía prever una plácida navegación por el canal de Menorca. La tripulación ya funcionaba perfectamente coordinada y preparó con esmero un prolijo desayuno a base de huevos revueltos, bacon, café y frutas.


Recorrimos a vela a un descuartelar las 30 millas que separan la isla de Mallorca con el suroeste de Menorca apuntando nuestra proa siempre al Cabo d’Artruch. Al llegar a la isla tomamos un agradable baño en una zona cercana a Cala Bosch donde la transparencia de las aguas y los ricos fondos nada tienen que envidiar a los del mar caribe. Posteriormente seguimos navegando rumbo este con la idea de llegar a alguna de las bonitas calas del sur. Poco a poco el viento fue arreciando y con ello el mar, hasta qe nos dimos cuenta que pasar la noche en esta zona de la isla no iba a ser nada recomendable. Una vez más el parte no era el esperado… Nunca recomendamos fondear con la costa a sotavento y menos cuando ya existen olas formadas. Los recursos del marino obligan a tener siempre un plan “B”, y es algo que también los alumnos tienen la oportunidad de aprender en estas prácticas del PER  a bordo. La alternativa más razonable era dirigirse al norte a pesar de las 3 horas y media que nos separaban. Eso significaba llegar al fondeo por la noche, pero de cualquier forma preferible a quedarnos en el sur donde todos los fondeos estaban expuestos al viento y sobre todo al mar.
La tripulación, ya curtida en estas lides, supo responder con eficiencia, y sobre las 23:00h llegamos a cala s’Amarador, un fondeo que conocemos bien y que está protegido de los vientos del tercer  y cuarto cuadrante. El esfuerzo tuvo su premio y pudimos disfrutar de une noche idílica con un mar totalmente en calma y un cielo plagado de estrellas, todo ello en una cala donde nuestro querido velero Malpelo era el único invitado.
El viernes por la mañana nos dirigimos a otro fondeo de cine, Algaiarens, una cala con una base doble donde pudimos seguir practicando las maniobras de vela, además del fondeo. Allí coincidimos durante unas horas con otro de los veleros recientemente adquiridos por la Escuela: Sveti Nikola, un Bavaria 46 Cruiser que arrumbó hasta allí con Jordi, su instructor y los alumnos de las prácticas de Patrón de Yate. Por la tarde después del habitual paseo por la laguna interior visitando las tortugas y demás aves de la zona, pudimos disfrutar de una excelente cena a bordo para posteriormente descansar con una noche que resultó ser muy tranquila.
Las semanas a bordo suelen pasar muy rápidas por su intensidad. Ya era sábado y preparar nuestro regreso era inevitable. Disfrutando de una plácida navegación nos dirigimos hasta el puerto natural de Ciutadella en el extremo más occidental de la isla. Después de cargar combustible para el regreso y volver a llenar los depósitos de agua, nos dirigimos a Cala Sa Galera. Situada justo a la entrada del puerto, brinda una excelente ubicación para poder acceder con embarcación auxiliar si no conseguimos un amarre. Llamamos al Restaurante del Club Náutico donde nos prepararon una exquisita paella de marisco que recogimos con nuestra dinghy y servimos a bordo. Nada mejor para preparar nuestra travesía de regreso. Los delfines nos acompañaron durante varias millas anunciando otra noche cargada de estrellas con un mar en calma que a pesar de tener que recorrerlo con motor, y sin nada de viento,  nos brindó una de sus mejores caras.